Gaby, espero te guste. De alguna manera me he desahogado ya que nadie mas que las personas que trabajan conmigo, mi esposo y yo, sabemos de esta historia... Si aporta en algo a otras personas no lo se, pero al menos a nosotros nos enseño mucho.
La amistad entre dos perros
Una tarde, desde la ventana de mi oficina observaba el terreno de en frente y vi como de un auto unas personas le bajaban a un perrito de raza Basset Hound adulto, lo cual me extraño mucho ya que ahí vivían unos 6 niños muy pobres, su madre y varias gallinas. Siempre al llegar a mi oficina me llamaba la atención la cara de este perrito que salía por debajo de la puerta oxidada y retorcida de la casa.
Pasaron como tres meses y no lo vi más. Y después de un par de meses me percate que ya no vivía nadie allí. Cierto día, al salir apresurada a una cita, abrí la puerta y me topé con un perrito que estaba sentado en el umbral de mi puerta y me llamó la atención porque estaba muy flaquito, era tipo french puddle pero estaba tan motoso que el pelaje le tapaba los ojos y parecía que en algún momento debió haber sido de color blanco. (Hay momentos en los que se está tan concentrado en lo que se tiene hacer que te vuelves ciego e ignoras lo que sucede a tu alrededor, pero yo siempre digo que las cosas suceden por alguna razón...)
No se cuantos días transcurrieron cuando al salir nuevamente de mi oficina me tope otra vez con este perrito que estaba merodeando la basura que estaba en frente de mi vereda, mientras yo trataba de abrir mi carro le quedé viendo, se me acercó y se paró en dos patitas sobre mis piernas, me quedó viendo y de pronto se desperezo, se bajó y se fue... (Yo desde luego me quedé inmobilizada, por que no sabía que me iba hacer... Desde ese momento no dejé de pensar en él) y de todas maneras entré al auto y me fui.
Siempre al llegar o salir de mi trabajo esperaba volverlo a ver, pero francamente no sabía que hacer si eso pasaba. Le comenté a mi esposo y me dijo: Ay Isa.. Y ahora que es lo que vas a hacer!!! no le contesté...
Al otro día, mi esposo y yo teníamos una cita médica, eran las 6 de la tarde, estaba por anochecer, y ya estábamos retrasados, mientras yo esperaba en el auto, vi que del terreno de enfrente, por una hendija de la puerta oxidada y retorcida salía el perrito blanco cual flaco escurridizo y se sentó ahí afuera ( yo no sabía si bajarme o llamarle pero para qué si estaba contra el tiempo???), mientras mi esposo se subía al auto le decía: ahí esta el perrito del que te hablé, no es lindo? Y me quedo viendo con cara de horror y me dijo, y que quieres hacer? Pero en ese momento vemos que por la hendija de fierros retorcidos había otro perro que con esfuerzo quería a como de lugar salir por ahí, nos llamó tanto la atención porque se le veía bien tuco y laaaargooo y evidentemente podía lastimarse al tratar de salir por ahí. Bueno, su amigo el French, no se quedó ahí, empezó a empujar con sus dos patas la lata endeble que estiraba la cara de su amigo para que él pueda salir, lo hizo tan bien, que lo ayudó a salir y una vez afuera se quedaron deambulando por la calle.
Mi esposo y yo quedamos tan conmovidos con la escena que nos quedamos viendo las caras sin palabras. Yo alcance a verle al otro perro y vi que era aquel Basset que solía ver. Mi esposo arrancó el carro y nos fuimos (pero para eso yo le decía: "pero yo se que ahí no vive nadie, se salieron a la calle, los pueden atropellar, robar, se pueden perder, desde cuando están ahí?…etc. etc.") Eran como las 7:30 de la noche y creo que los 2 nos quedamos pensando en lo ocurrido, que al momento de salir del doctor yo le dije a mi esposo con recelo: podemos regresar a la oficina?? Y me dijo: bueno!!!
Regresamos y no sabíamos con que nos ibamos a topar (yo me imaginé lo peor). Por suerte le encontramos sentado al french junto a la puerta vieja y el Basset se había metido tras la puerta. Igual no sabíamos que hacer!!! Mi esposo se bajo del carro, tomó fuerzas, abrió la lata de la puerta y el perrito french se metió, mi esposo volvió a enderezar la puerta y nos cercioramos que no se vuelvan a salir. Pero yo sabía que ahí no había nadie, estaba oscuro... Nos fuimos...
Al otro día me levante temprano y lo único que quería era llegar rápido para verles. La puerta estaba con candado, y ahí estaban... Tomé la comida de mis perritos y una tapa con agua, les pasaba por debajo de la puerta 3 veces al día. Así pasaron como 4 días, esperando ver si alguien llegaba... pero no llegaba nadie. Se acercaba el viernes y me preocupaba el hecho de que el fin de semana yo no iba a estar. Dejé todo lo que tenía que hacer para ir sábado y domingo para darles de comer. Llegó el Lunes y mi esposo me dice: hasta cuando vas a seguir así? Yo pensé que me iba a decir cualquier cosa menos SAQUEMOSLOS Y TRAIGAMOSLOS! (bueno hasta que
aparezcan los dueños para hablar con ellos y pedirles que los den en Adopción) y así fue les sacamos de ahí y pasaron al frente o sea a mi oficina, en donde hay personas que gustan y respetan a los animalitos.
Tan pronto como pudimos les llevamos al veterinario, les alimentamos bien y nos hicimos buenos amigos. Ellos eran inseparables, dormían juntos, comían juntos, jugaban juntos, eran muy amistosos y cariñosos. Yo tengo otro perrito que vive con nosotros, Mi Negrita, le llevo todos los días de la casa a mi trabajo, al igual que hace mi hermana Karla con su perrito (trabajamos juntas y es un privilegio para nosotros, los amantes de los perritos, tener la oportunidad de que nuestros compañeros estén junto a nosotros, son nuestros asistentes).
Yo tomé esa responsabilidad sabiendo que en cualquier momento aparecerían los dueños y nos podían quitar, o también existía la posibilidad de que no aparezcan y teníamos que buscarles un hogar. Pasaron los días y la oficina era un caos, había que coordinar que los perros de abajo no se junten con los de arriba o guardarles a todos si un cliente venía. Una tarde que llegaba a mi trabajo, me topo con que la puerta del terreno de enfrente estaba abierta. Una señora salió de ahí con cara de susto al ver que sus perros no se encontraban. Justo ese día, con mi esposo regresábamos de dejarles a los dos perros en la peluquería. Me acerqué a la señora y le pregunté que le pasaba y me dijo: aquí deje unos perros y ya no están! (Yo había pensado mil veces lo que le iba a decir si un día aparecía...) No voy a contar lo que acaloradamente le dije, pero en resumen llegamos al siguiente acuerdo:
1. Que podíamos buscar un hogar para el Basset (que se llamaba Lucas).
2. Que al french (Izusu, al que yo le cambié el nombre por Tommy) no lo podíamos dar en adopción por que era de su hija, (con el que me quedaría hasta que regrese su hija para ver si me lo quiere dar, por que sino, ella igual le iba a dejar en el terreno).
Puse la historia de Lucas en el Facebook y hubo muchos interesados, entre ellos una pareja que tenía mucho amor para dar y que ya habían tenido un perrito en su hogar que se enfermó y murió. Ellos sonaban con llevar a otro perrito a su casa. Concertamos una cita... Fue amor a primera vista, tanto de Lucas como de el interesado Ronny, hubo química desde el primer momento. En fin, Ronny se fue muy emocionado a contarle a su esposa que había encontrado a su nuevo compañero, no tardaron ni 2 horas, regreso con su esposa, Lucas recibió a Georgina con besos y abrazos de perro.. En fin hubo mas química. Me comentaron que su idea era adoptar y no comprar, y que casualmente habían imaginado un Basset al que le iban a nombrar "Lucas", y bueno, yo con gran asombro les dije "así se llama: LUCAS!...
En fin, el basset ya encontró un hogar.
Yo estaba muy feliz, pero me preocupaba que iba a pasar con Tommy ya que ellos eran muy amigos. La despedida me sorprendió aun mas: Ronny me pidió que quería llevárselo ese mismo día pero quería hacer algunas cosas antes, así que regresaría mas tarde. Cuando volvió, parece que Lucas ya sabia su destino, yo me despedí y le dije que va ha estar muy bien y que no se preocupara, sin saber que me estaba entendiendo, le dije que se despidiera de Tommy... Ronny le dijo bueno amigo vamos y Lucas se acostó en el piso como aforrándose a él con sus uñas y haciendo peso con su largo cuerpo, nos hizo entender que aún no estaba listo, a lo que Ronny dijo, amigo no quieres irte?... Lucas le miro a Tommy por unos 5 segundos, se paró, se dio media vuelta y salió con la frente y la cola en alto, se subió al carro y se fue muy feliz (yo por supuesto arranqué en llanto, con los sentimientos encontrados después de lo que había visto pero finalmente feliz).
Tommy se quedó muy inquieto, esa noche durmió solo. Yo al otro día decidí llevármelo a mi casa junto con mi negrita, iba a esperar que la dueña regrese para ver que pasa...Tenía mucho recelo de Tommy, por que para mí era el "perrito de la calle" que iba a entrar a mi casa y mi preocupación era por mi Negra. Este perrito me demostró que los temores son de uno, que el problema no es él, sino todos los prejuicios que uno tiene, el problema era yo, el se portó desde que entró como todo un caballero: le respetaba a mi perrita, siempre esperaba a que yo le diera permiso para subir al segundo piso, comer, salir, caminaba siempre junto a mí, nunca tiró de la correa, ni pidió comida mientras comíamos, etc. No se como lo hizo, empezó durmiendo en el cuarto del patio, luego en la cocina, luego en mi cuarto, luego junto con la negrita. Con mi esposo tenían una química especial, le gustaba que le bañe, le cepille, él era muy cariñoso y si le veía a mi esposo descansando corría y se lanzaba de cabeza para quedarse panza arriba para que lo abrace. En esos días a mi me realizaron una intervención quirúrgica y en mi reposo mi negrita y tommy no se alejaron de mi ni un segundo.
Después de unos 2 meses de convivir juntos, aparece la dueña: la hija. (yo para ese entonces no estaba preparada para ese momento...) Tommy por su parte al verla no dudo en saltar de la emoción y ladrar tanto como podía. Conversamos y me contó que ella era quien cuidaba de sus perritos y que en su ausencia, su madre, quien no quería cuidar de sus mascotas "por falta de tiempo y espacio" decidió dejarlos en su terreno hasta que ella vuelva, esto sin su consentimiento, y que ella ha regresado al Ecuador para llevarse a Izusu (Tommy) a Bolivia, por que ya tenía todo preparado y que no tenía idea que eso había pasado en su ausencia. Aunque yo no le quería creer, vi que estaba diciendo la verdad y no me quedó más que aceptar que ella era su dueña y que después de todo Tommy a parte de ser un perrito especial, ella, le enseño muchas cosas. En el momento de la despedida, le dije que si ella no lo podía tener piense en mí, que yo lo quería (solo en ese momento supe que me lo hubiera quedado y que no hubiera sido capaz de darlo en adopción). Me agradeció, tomó a Tomy y se fueron.
Meses después, me volví a topar con su mama, corrí a preguntarle por Tommy, y me contestó que no se lo había llevado sino que ahora vivía con su hermana quien también era la propietaria de la mamá de Tommy.
Yo aprendí mucho de esta vivencia y ha fortalecido mi respeto, admiración y cariño por los animales. Gracias Lucas, Tommy y sobre todo a mi compañera Negrita.
Isabel.